Comisiones Obreres d'Asturies | 28 marzo 2024.

La ‘cara B’ de la hostelería

  • Tribuna de José Manuel Zapico, secretario general de CCOO de Asturias; y de Alfredo García, secretario general de la federación regional de Servicios, en "El Comercio"

La hostelería es un sector importante para nuestra economía: en 2019 daba empleo asalariado a 24.000 personas y aportó el 5,6% del PIB asturiano. Al igual que otros sectores, como el comercio, está sufriendo en primera persona las dramáticas consecuencias de una pandemia que obliga a limitar la actividad para evitar más muertes mientras no tengamos vacuna o tratamientos eficaces.

27/11/2020.
Tribuna del secretario general de CCOO de Asturias y del máximo responsable de la federación regional de Servicios

Tribuna del secretario general de CCOO de Asturias y del máximo responsable de la federación regional de Servicios

Por desgracia, esta crisis no solo nos muestra la importancia de los servicios públicos, también deja al aire algunas vergüenzas que no debemos tardar en afrontar. La situación de la hostelería es una de ellas. 

Si es cierto que los autónomos y pymes están viendo cómo peligran sus negocios, no lo es menos que ya existen en nuestro país medio millón de empleos menos en hostelería: trabajadores y trabajadoras que tienen que subsistir con raquíticas prestaciones por desempleo -sus condiciones de trabajo previas ya eran de por sí muy precarias- o simplemente con los 442,96 euros al mes del Salario Social Básico, un derecho que, no lo olvidemos, parece molestar a la patronal de la hostelería en Asturias cuando afirma que “les hace un daño tremendo”. 

La precariedad y los abusos son moneda corriente en la hostelería: ofrece condiciones de trabajo que enferman, con jornadas interminables y donde es imposible la conciliación de la vida laboral y familiar. Además, en Asturias la situación es aún peor: los trabajadores y trabajadoras del sector llevan seis años con el sueldo congelado, ni tan siquiera se actualiza con el IPC, porque OTEA bloquea la negociación del convenio colectivo. Una patronal insaciable pidiendo ayudas públicas pero que niega el pan y la sal a sus plantillas, como el complemento salarial en caso de enfermedad. No es casual que, año tras año, sea el sector con más infracciones detectadas por la Inspección de Trabajo. 

En febrero esta misma patronal afirmaba sin rubor que “en hostelería ya nadie paga en negro. Pongo la mano en el fuego”. Y ahora pone la otra mano para pedir, entre otras cuestiones, que aquellas empresas que se están beneficiando de la nueva regulación de los ERTE por covid no tengan que comprometerse a mantener el empleo durante seis meses, como exige la normativa vigente. En resumen: ayudas públicas sí, pero compromiso con las personas que trabajan no.

Lo venimos reiterando: nuestra prioridad absoluta es evitar que se pierda tejido económico, y para ello proponemos apostar por mecanismos de financiación, ayudas, moratorias y liquidez, que permitan el sostenimiento de las empresas, mayoritariamente de autónomos y pymes, pero en términos recíprocos: las empresas deben comprometerse a sostener el empleo.

O dicho de otra forma, si hay que parar se deben garantizar coberturas y ayudas a todas las familias. De ahí que apoyamos todas las que sean necesarias, eso sí, condicionadas al mantenimiento de la actividad y del empleo, ayudas proporcionales a la caída de los ingresos reales para que lleguen a quienes más las necesitan, y también a quienes más han aportado al sistema. Y es que no se puede ocultar que existe un problema de economía sumergida de magnitudes considerables, y no es justo que se beneficien por igual quienes no tributan por igual. 

Tenemos que hablar claro, el sector no puede seguir más tiempo denostado, es el momento inaplazable de dignificarlo. Y eso se hace con apoyo público, pero también con negociación colectiva para mejorar las condiciones laborales, ya que para tener clientes que valoren un servicio de calidad se necesita empleo de calidad, con formación continuada, con restaurantes y bares que organicen sus negocios con horarios definidos y plantillas suficientes con alta en la Seguridad Social y todos los derechos que les corresponden. 

Sabemos que hay muchas personas responsables en el sector que comparten nuestras reivindicaciones, porque saben que la hostelería tiene una ‘cara B’ que se ejerce desde la competencia desleal, que es intolerable, injustificable y, sobre todo, profundamente injusta. Además, es pan para hoy y hambre para mañana, porque el sector así no es sostenible. 

Es imprescindible que quienes madrugamos para levantar la persiana rememos en la misma dirección: salvar vidas, mantener el empleo y apostar por otro modelo de hostelería, porque para ofrecer calidad hay que respetar los derechos de las trabajadoras y trabajadores.