No hay tiempo que perder

  • Tribuna de José Manuel Zapico, secretaría general de CCOO de Asturias en "La Nueva España"

22/03/2022.
Tribuna de José Manuel Zapico en "La Nueva España"

Tribuna de José Manuel Zapico en "La Nueva España"

Comisiones Obreras está haciendo en los últimos días un llamamiento a la población asturiana para que se movilice este 23 marzo en Avilés, en el contexto de una convocatoria de diversas organizaciones y los sindicatos mayoritarios a nivel confederal. Lo haremos porque hay que “contener los precios, proteger el empleo y frenar el deterioro de nuestras condiciones de vida”, como recoge el lema. Y no hay tiempo que perder. 

La escalada generalizada de los precios, provocada por el aumento desbocado de los costes energéticos, ha golpeado brutalmente sobre la economía y la vida de la gente, llevando a muchas familias a situaciones desesperadas y a muchas empresas al borde de la quiebra.

La clase trabajadora está pagando el pato mientras el oligopolio eléctrico hace caja como nunca, y es que mientras millones de familias sufren, las eléctricas se forran. La realidad es a veces insultante: cuando el número de personas pobres aumentaba de manera vertiginosa en nuestro país, el presidente de Iberdrola se embolsaba 13,2 millones de euros el año pasado. No es demagogia, es injusticia social.

La situación se ha vuelto insostenible y los gobiernos tienen que reaccionar con celeridad y contundencia. Vivimos tiempos excepcionales que requieren respuestas excepcionales, a la altura de los desafíos. Si se prolonga además la guerra en Ucrania las consecuencias humanas y económicas serán terribles. 

En todo caso, es urgente que el Gobierno de España y la Unión Europea actúen decididamente para poner fin a la escalada de los precios, atajar las mezquinas prácticas especulativas y proteger al conjunto de la ciudadanía. Y para ello hay que modificar cuanto antes el sistema marginalista de fijación del precio de la electricidad, que es un auténtico robo y está en el origen de este despropósito; extender los ERTE Red para cubrir a las personas trabajadoras de los sectores más afectados por la inflación galopante; y ampliar el escudo social, empezando por enmendar el ingreso mínimo vital para que efectivamente llegue a todas las familias necesitadas. Porque la desigualdad y la pobreza avanzan imparables.

Nuestro país necesita un gran pacto de rentas para repartir justamente el coste de esta crisis y que no sean de nuevo los trabajadores y trabajadoras quienes carguen con la factura, como ocurrió tras la de 2008, con recortes que tanto daño hicieron y que han empezado a mitigarse porque la crisis pandémica se abordó desde políticas más equitativas que aquella y sus medidas de austeridad.

En ese sentido, es fundamental que las empresas arrimen también el hombro y buena parte de ello pasa porque la patronal se avenga a negociar un nuevo acuerdo por el empleo la negoción colectiva (AENC), que ponga freno a la erosión de los salarios y a la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría social.

Y en Asturias tenemos nuestros propios problemas añadidos, por culpa (precisamente) de una transición energética acelerada e injusta, que solo ha traído cierres y despidos, pero ninguna alternativa; y un estatuto para las empresas electrointensivas que ha sido un fiasco que nos impide competir en Europa en igualdad de oportunidades. 

Necesitamos más y mejor industria, también para atajar el envejecimiento y la despoblación que sufre la región, particularmente el mundo rural. Y la mejor receta contra el éxodo laboral de nuestros jóvenes es ofrecerles empleo decente y salarios dignos, que es lo que históricamente ha hecho la industria en esta tierra.

Estas son las razones que nos llevan a movilizarnos este miércoles en Avilés. Y las propuestas sindicales para salir de manera airosa de este atolladero: las autoridades públicas tienen que reducir sensiblemente el precio de la energía (como están haciendo ya otros países europeos), lo que permitirá coger aire a las empresas y dar un respiro a los hogares, además de proteger a las personas más vulnerables con un escudo social reforzado. Con justicia y solidaridad saldremos más fuertes de esta crisis, más unidos como sociedad. Y, además, la democracia saldrá ganando.