Contra la injusticia salarial

  • Tribuna de José Manuel Zapico, secretario general de CCOO de Asturias, en "La Nueva España" con motivo del 7 de octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente

07/10/2022.
Contra la injusticia salarial

Contra la injusticia salarial

La patronal lo ha querido: habrá conflicto. No han dejado otra salida. No vamos a quedarnos de brazos cruzados ante su inmovilismo y cicatería. Con los precios por las nubes y los salarios por los suelos, las organizaciones empresariales han mirado para otro lado (donde no está la responsabilidad). Hay muchas formas de decirlo y esta es una: lo que se ahorran con nuestros sueldos se lo quedan para engordar sus beneficios.

Llevamos meses advirtiendo de que o suben los salarios en consonancia con el incremento de los precios, o nos tendrían enfrente. No puede ser que el IPC suba cuatro veces más que los sueldos. Que el desmedido afán de lucro de poderosas corporaciones que controlan la energía, el transporte, los alimentos esté sumiendo en la pobreza a un número creciente de trabajadores y trabajadoras y a sus familias. No es de recibo que la clase trabajadora pague los platos que no rompió. 

Y la patronal tiene su responsabilidad, porque el incremento de los precios, de la inflación en España obedece al alza de los costes energéticos y de las materias primas, pero sobre todo responde al hecho de que las empresas vengan repercutiendo ese incremento a la cesta de la compra para mantener e incrementar sus beneficios, y eso solo puede llevar a un aumento de la conflictividad laboral y social. 

Está demostrado que los beneficios de las empresas apenas se han visto afectados por las consecuencias de la guerra en Ucrania y los incrementos de precios, y todo ello a costa de una intensa caída de los salarios reales. El propio Banco de España reconoce que en el primer trimestre del año la mitad de las empresas han aumentado sus beneficios. En Asturias, sin ir más lejos, de no variar la subida salarial media, pese a la moderación prevista de la inflación en los próximos meses, se registrará una pérdida de poder adquisitivo de 6,2 puntos en el conjunto del año, a los que habría que sumar el 1,7 que ya se perdió el año pasado. Y hablamos de trabajadores y trabajadoras con convenio que actualizan sus tablas salariales. La inmensa mayoría de la clase trabajadora saldrá perdiendo mucho más de lo que sugieren las estadísticas.

Pero eso este 7 de octubre, la Jornada Mundial por el Trabajo Decente se convoca para reclamar justicia salarial. Y así lo exigiremos en las concentraciones que Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, como miembros de la Confederación Sindical Internacional, hemos convocado para ese día delante de las sedes patronales en todo el país. El gran proceso de movilización general iniciado el pasado mes de junio para exigir a la CEOE y CEPYME que suban los salarios y se retomen las negociaciones del AENC, continuará la semana del 17 al 22 con asambleas informativas en los centros de trabajo y en las comarcas. Este primer proceso de movilizaciones culminará con una gran manifestación el 3 de noviembre en Madrid.

No podemos permitir que España salga de esta nueva crisis con una devaluación salarial que pague nuevamente la clase trabajadora, como ya ocurrió tras la crisis de 2008 y la reforma laboral impuesta por el Partido Popular en 2012, que tanto precarizó y empobreció a la clase trabajadora de nuestro país. 

Por eso es incomprensible la intransigencia de las organizaciones empresariales, que impide avanzar en un Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva que permita la renovación de los convenios en unos términos salariales justos. 

La justicia salarial es la piedra angular del contrato social entre la clase trabajadora, gobiernos y empresas que se ha roto, en gran medida por la codicia corporativa. Y la fractura del contrato social, como consecuencia de un sistema de libre mercado descontrolado, supone una amenaza para la democracia.

En Asturias, por cierto, tenemos ejemplos verdaderamente escandalosos de patronales, como la de hostelería, que no deja de pedir ayudas públicas (el dinero que sale de nuestros impuestos), pero condena a sus 30.000 trabajadores y trabajadoras a seguir perdiendo poder adquisitivo con el convenio bloqueado desde hace once años. Bochornoso.

Además de la devaluación salarial, el bloqueo de la negociación colectiva supone un incremento muy importante de las desigualdades retributivas, porque los sectores más debilitados están teniendo mayores problemas. Y complicaría la recuperación económica. Porque con pobreza laboral y salarial solo hay miseria.

Por eso exigimos a las organizaciones empresariales que no bloqueen los procesos de diálogo social ni de negociación colectiva, y que entiendan que es urgente asumir subidas salariales justas. Por eso el Gobierno tiene que dar un impulso fuerte del salario mínimo y aplicar medidas que frenen el aumento de los precios. 

Y en esas estamos.