Marcolina, Vicente y la ejemplaridad

  • Tribuna de José Manuel Zapico, secretario general de CCOO de Asturias, en "El Comercio"

27/04/2022.
José Manuel Zapico. Sobre Vicente y Marcolina

José Manuel Zapico. Sobre Vicente y Marcolina

Los historiadores Rubén Vega y Héctor González al hablar de Marcolina Argüelles y Vicente Gutiérrez Solís destacan la “integridad y honradez”. Dos palabras enormes que resumen con justicia la biografía de esta pareja langreana que comparte ideas y vida. Me gustaría aportar una tercera: ejemplaridad. El pasado domingo, 24 de abril, coincidiendo además con las fechas del 45 aniversario de la legalización de las Comisiones Obreras, se les rindió un homenaje en la Felguera: a estas dos personas imprescindibles, que siguen en una reivindicación permanente para dejarnos un mundo mejor mañana.

Vivimos tiempos en los que la política genera hartazgo, decepción y hastío a partes iguales. Son las consecuencias de una combinación muy peligrosa: aumento de la desigualdad, el desempleo y la precariedad, años de privatizaciones, recortes y austeridad, cantidades desmesuradas de corrupción, incumplimientos, fracasos, engaños y ambición. Es uno de los grandes éxitos de los que mandan sin dar la cara: debilitar la democracia, debilitar los partidos, debilitar los sindicatos, debilitar las herramientas que tenemos la gente corriente para avanzar en derechos… 

 Así tienen las manos libres para imponer sus intereses, actuar con impunidad y desmantelar los mecanismos que garantizan la igualdad de oportunidades para que el verdadero poder se pueda seguir transmitiendo por herencia (como en la Edad Media) y no dependa del esfuerzo, del mérito ni de la capacidad.

 

Tiene otras consecuencias no menos peligrosas: abonan el terreno para que la extrema derecha vuelva a surgir como salvadora de la patria. No es ninguna novedad. Ocurrió en este mismo país hace no mucho tiempo y la primera víctima fue la democracia, y las consecuencias fueron décadas de retraso, pobreza y miseria.

Por eso es importante seguir organizando la rebeldía y mejorar la vida de los trabajadores y trabajadoras, de la gente humilde. Este es el único camino para fortalecer nuestra democracia. Marcolina y Vicente lo hicieron en condiciones mucho peores que ahora, en plena dictadura y arriesgando sus vidas. 

Las personas que hemos tenido la fortuna de conocerlos sabemos que son una pareja que deja huella. Y lo hacen con la humildad de la gente buena, que sabe que la mejor manera de vivir para uno es vivir para los demás. 

 Lucharon contra la dictadura de Franco y sufrieron las consecuencias de defender la democracia y la libertad: torturas, represión, cárcel, destierro… El franquismo respondió de la única forma que sabía: con la brutalidad de la fuerza. Lo que no sabía era que las ideas eran más fuertes que los golpes y que Vicente era una de esas personas que son semilla: allá por donde pasan crean organización, generan conciencia de clase y apuestan firmemente por la unidad, para seguir luchando sin desmayo. 

Marcolina y Vicente son una pareja de hierro que simboliza el compromiso con las grandes ideas de transformación del mundo en una sociedad más justa y más igualitaria. Para conseguirlo lo dieron todo, entregaron los mejores años de su vida, sufrieron penalidades y castigos, pero nunca renunciaron ni claudicaron. Gracias a ellos, y a tantas otras personas que como ellos lucharon desde la coherencia y la honradez, España es hoy infinitamente mejor. Héroes anónimos con los que este país tiene contraída una deuda de reconocimiento.

Representan, como diría Galeano, a esas personas que “haciendo cosas pequeñas, en lugares pequeños, cambian el mundo”, y por eso mi primer recuerdo es el de Vicente con un “Estatuto de Participación Ciudadana” debajo del brazo. Siempre ha tenido claro que la izquierda transformadora debe gobernar con paredes y bolsillos de cristal, abriendo las instituciones a la sociedad. De lo contrario, no será realmente transformadora.

Ellos son un ejemplo de entrega, de compromiso, de perseverancia, de capacidad de confrontar ideas desde el razonamiento y el respeto, porque siempre recordaban la importancia de los argumentos en la acción política. Marcolina y Vicente son, en definitiva, una ingente combinación de militancia y generosidad, pero también una lección de ejemplaridad. Por eso estamos en deuda con personas como ellos. Porque fueron, somos. Porque somos, serán… Gracias camaradas.