Los beneficios de reducir la jornada

  • Tribuna de José Manuel Zapico, secretaría general de CCOO de Asturies

25/09/2024.
Tribuna de J. M. Zapico en El Comercio

Tribuna de J. M. Zapico en El Comercio

CCOO y UGT nos estamos movilizando en todo el país para explicar al conjunto de la sociedad la importancia, y beneficios, de reducir la jornada laboral. El 20 de septiembre arrancamos con el reparto de octavillas en las inmediaciones de la Estación del Norte en Oviedo, y este jueves 26 llevaremos a cabo una concentración delante de la sede de Fade, porque con estas protestas estamos haciendo un llamamiento también a las organizaciones empresariales para que asuman una medida beneficiosa para la clase trabajadora, las propias empresas y el conjunto de la economía, y no obstaculicen el avance que representa. Reducir la jornada es modernizar las relaciones laborales y adaptarse al siglo XXI.

No todo puede ser más y más beneficios empresariales. Hay otros beneficios que también cuentan. Los grandes avances tecnológicos y las transformaciones en los sistemas de producción han hecho posible un incremento inusitado de la productividad -que en España creció el 28% de 1985 a 2022-, lo que se ha traducido en el aumento de las cuentas de resultados de las empresas: solo entre 2018 y 2023 los márgenes empresariales absolutos se dispararon un 64% en nuestro país.

Y la riqueza (que hacemos posible la clase trabajadora) debe repartirse equitativamente para beneficiar a toda la sociedad. Mejorar los salarios y reducir el tiempo de trabajo son formas esenciales de distribuirla. 

Al igual que ocurrió con la subida del salario mínimo, que tuvo beneficios evidentes, la realidad de empresas y sectores en nuestro país demuestra que es perfectamente posible reducir la jornada sin perjudicar incluso los resultados de las empresas.

España debe decidir además qué camino elige para que las empresas sean rentables. Y ese camino deber pasar necesariamente por pagar buenos salarios con jornadas más reducidas, e invertir en formación, tecnología y digitalización. Es la mejor forma de inducir una productividad sana a largo plazo.

No está de más recordar también que mientras los beneficios empresariales no han dejado de crecer (el 78% de las empresas españolas reconoce además que incrementó su rentabilidad gracias la inflación), los trabajadores y trabajadoras de nuestro país ganan menos que hace una década. Aunque hemos empezado a remontar gracias al V AENC, los salarios en Asturies, sin ir más lejos, perdieron más de siete puntos de poder adquisitivo en los tres últimos años. Es hora de hacer justicia salarial.

También es de justicia reducir la jornada laboral en España. La última se remonta a 1983, cuando (realmente) se recuperó la jornada laboral de 40 horas que en 1931 había aprobado la Segunda República y derogó luego la dictadura franquista…, si bien gracias a la negociación colectiva se ha ido reduciendo progresivamente hasta alcanzar una media de 38,5 horas semanales en los convenios.

El acuerdo entre PSOE y Sumar para investir a Pedro Sánchez contemplaba la reducción progresiva de las horas de trabajo en una primera fase a 37,5, para bajar hasta las 35 al final de la legislatura. No es ningún despropósito. Se hizo en Francia hace años y no hubo cataclismos. Pero es que hay un buen número de países en Europa con la jornada laboral más baja que España: Países Bajos (al frente, con 30,9 horas semanales), Noruega, Austria, Dinamarca, Alemania, Bélgica… Los datos permiten concluir incluso que los países europeos con economías más avanzadas son aquellos en los que menos horas de trabaja. Y tiene lógica.

Hay un cierto consenso en que salir del trabajo más temprano ayuda a conciliar mejor la vida laboral y personal (avanzando en la igualdad real), lo que repercute en un incremento de la productividad y contribuye a mejorar la salud de los trabajadores y trabajadoras. Finalizar antes la jornada produciría también un estimable ahorro de energía y, en muchos casos, evitaría desplazamientos, lo cual también es saludable. Más beneficios.

En España el 88,6% de las personas asalariadas a jornada completa del sector privado se beneficiarían de la reducción de la jornada legal a 37,5 horas (en torno a 12 millones, 188.000 en Asturies), particularmente trabajadores y trabajadoras con más precariedad, quienes no tienen un convenio de cobertura o les resulta una quimera pretender aplicar la ley de control horario (y acaban realizando horas extras que ni se cotizan ni se compensan).

El alarmismo injustificado de la patronal recuerda el que esgrimieron las derechas hace cuatro décadas cuando se redujo a 40 horas, porque entonces hablaban de que habría más desempleo y lastraría la competitividad, y ya hemos visto que no, que todo lo contrario.

Y estaremos de acuerdo en que los beneficios no pueden ser solo empresariales.