El trabajo nos está matando

  • Gerardo L. Argüelles, Acción Sindical de CCOO de Asturias, en "La Nueva España"

El trabajo nos está matando, y hay que parar esto como sea. Hay que acabar con esta epidemia social y de clase cuanto antes, porque quienes enfermamos y morimos somos las personas trabajadoras. 

12/10/2024.
El trabajo nos está matando

El trabajo nos está matando

No estamos aquí para enfermar en el trabajo y mucho menos para dejarnos la vida en él. Somos nosotros y nosotras quienes estamos detrás de las dramáticas estadísticas que a todo el mundo parecen preocupar ahora. 

Tampoco está de más recordar que nuestro sindicato lleva años concentrándose, en señal, de duelo, protesta y denuncia cada vez que se produce una víctima mortal en el trabajo. También fue este sindicato el que lideró ya en 2003 la primera gran movilización en Asturias contra la siniestralidad laboral.

En las últimas semanas la siniestralidad laboral ha vuelto a golpear con saña en Asturias. Apenas hora y media después de que la Delegada del Gobierno y el Consejero de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo nos recibieran el 8 de octubre para trasladarles nuestra extrema preocupación y las demandas sindicales ante la escalada de la siniestralidad, recibíamos la terrible noticia de una nueva víctima mortal: un trabajador de la construcción perdía la vida en Gijón al ser golpeado por un andamio.

Produce rabia e indignación leer las estadísticas oficiales, que revelan que cada día en nuestro país fallecen dos personas víctimas de la siniestralidad laboral. Trabajadores y trabajadoras que salen a primera hora del día a ganar su sustento y el de sus familias, y que nunca regresan. Muertes que nunca tenían que haberse producido.

En lo que llevamos de año al menos 13 personas han perdido la vida en Asturias en accidentes de trabajo (siete en los tres últimos meses). A ello habría que añadir los accidentes graves, que muchas veces dejan secuelas dolorosas. Y todo parece indicar, tras las primeras investigaciones, que se han producido por incumplimiento de la normativa o de las reglas más básicas de seguridad establecidas. 

La conclusión a la que llegamos es que alguien no está cumpliendo con su responsabilidad (y no somos precisamente quienes pagamos con nuestra salud y nuestra vida). La Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que los empresarios tienen la obligación de cumplir y hacer cumplir la normativa en sus centros de trabajo, de garantizar la protección, salud y seguridad de las personas trabajadoras a su cargo. Por eso provoca estupor y rabia escuchar a ciertos representantes de la patronal esgrimir que hay que repartir responsabilidades, o que no centremos los disparos en el empresariado. Desgraciadamente, los disparos los llevamos los trabajadores y trabajadoras, que somos quienes ponemos los muertos. ¡Por favor! ¡No somos los trabajadores y trabajadoras responsables de la ausencia de medidas de prevención! ¡No somos quienes imponemos la precariedad!

Porque la precariedad enferma y mata. Lo sabemos bien: patologías laborales que no se tienen en cuenta, condiciones de trabajo que acaban con la salud y la vida de las personas trabajadoras, falta de medidas preventivas, falta de formación, falta de medios…, inseguridad laboral. En cambio, el trabajo decente salva vidas. 

La salud y la seguridad en el trabajo deben convertirse en una prioridad absoluta de quienes nos gobiernan y de quienes nos dan trabajo (y se benefician de él). Los trabajadores y trabajadoras somos el recurso más preciado que tiene un país, quienes generamos la riqueza con nuestra dedicación y esfuerzo. Y hay que protegernos.

Por tanto, es imprescindible el cumplimiento estricto de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y mucho más esfuerzo en prevención. Porque la prevención también salva vidas. Al mismo tiempo estamos reclamando que el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales y la Inspección de Trabajo y Seguridad Social realicen más visitas. Y que los servicios de prevención ajenos vayan a los tajos y extremen la supervisión. Toda prevención es poca. Y, por supuesto, hay que castigar severamente y con contundencia a quien incumple la legislación. Tras cada accidente se deben investigar las causas y dirimir las responsabilidades a que haya lugar. Y habría que incrementar las sanciones con quien se salte el deber de proteger la salud y la seguridad de las personas trabajadoras.

El trabajo no puede costarnos la vida. Y desde Comisiones Obreras, como siempre hemos hecho, seremos beligerantes y seguiremos poniendo la salud y la seguridad de las personas trabajadoras en el centro de todos los objetivos, y de nuestras reivindicaciones. Lo hacemos con propuestas y desde la movilización. Como volveremos a hacer en la manifestación que estamos preparando para el 30 de octubre. Porque nos va la vida en ello.