El horror de la violencia vicaria

  • Úrsula Szalata, Igualdad de CCOO de Asturias

06/06/2025.
Violencia vicaria

Violencia vicaria

No cabe mayor crueldad. Hace unos días, el 29 de mayo, un energúmeno acababa con la vida de su hija de 13 años en Bilbao tras herir a la madre. Pocas semanas antes, el 1 de abril, una niña de cinco años era asesinada por la expareja de su madre en Murcia. Son los dos primeros casos de violencia vicaria en nuestro país en 2025. El año pasado se registraron nueve, la cifra más alta de la serie histórica. Y ya serían al menos sesenta y cuatro desde el 1 de enero de 2013, en que empezaron a contabilizarse. 

Aunque no será considerado un caso de violencia vicaria, al tratarse la víctima de un mayor de edad, el pasado lunes, 2 de junio, un hombre asesinaba en Barcelona de forma salvaje al hijo de su pareja, de 22 años, y hería de gravedad a la madre. También en este caso el asesino,  como el de Bilbao, se suicidó a continuación, algo que tendrían que haber llevado a cabo primero, y nos habríamos ahorrado víctimas inocentes. 

No hay duda de que la violencia vicaria es otra forma de violencia machista, su expresión  más inhumana. Y no nos cansaremos de repetir que un maltratador nunca será un buen padre, además de un asesino potencial. Además, los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género, así como las niñas y niños menores de edad sujetos a su tutela, guarda y custodia, son víctimas directas de este tipo de violencia, tal y como recoge desde el año 2005 la Ley Orgánica 1/2004, de 25 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

Cabría preguntarse entonces cómo hemos llegado a esta situación, por qué no se activa en muchas ocasiones la protección, que evite nuevas víctimas inocentes. Y una vez más la respuesta, lamentablemente, es que a las mujeres no nos creen. Ya saben: somos unas exageradas, manipuladoras y vengativas. Aunque la larga lista de asesinadas (1.306 desde el 1 de enero de 2003, 12 en lo que llevamos de 2024 hasta el día en que escribo estas líneas) diga lo contrario; aunque la larga lista de denuncias por agresiones físicas y verbales diga lo contario. Aunque las denuncias por acoso sexual o por razón de sexo, y las violaciones… digan lo contrario. Conocemos bien cada expresión de la violencia machista, porque somos nosotras (y nuestras hijas e hijos) quienes la sufrimos.

Desde CCOO llevamos años denunciando que el machismo y su violencia nos alcanza en todos los ámbitos, por eso hay que actuar decididamente en todos ellos. También en el institucional, porque cuando las Administraciones aplican estereotipos de género, o el falso síndrome de alienación parental, se produce un efecto directo en los casos de sobreseimiento de las denuncias por violencia sexual o por violencia de género en los procesos penales, con un efecto nocivo y devastador cuando se trata de la guardia y custodia.

Tenemos que denunciar, sí, pero debemos exigir que se apliquen las medidas efectivas de protección para mujeres y menores en riesgo, sin sesgos de género, porque de lo contrario va a traducirse en prejuicios, falsas creencias y estereotipos que incidirán negativamente en las resoluciones judiciales y en las medidas o no de protección que pueden llegar a costarnos la vida.

Y, por supuesto, hay que luchar con todas las armas democráticas contra ese negacionismo que abandera con desfachatez la extrema derecha, que justifica la violencia. Además de abandonar a las víctimas.

Comisiones Obreras estará siempre al lado de las personas inocentes, de quienes sufren esta barbarie.