La juventud no puede seguir encadenada a la precariedad

  • El Espacio Joven de CCOO de Asturias advierte de que “en general tenemos poco empleo y de mala calidad, y el futuro no puede pasar por la emigración laboral forzada o el riesgo de pobreza

Entre la juventud asturiana se registran unos niveles muy bajos de actividad y ocupación, con tasas inferiores a la media española en ambos casos; y una alta incidencia del paro y de la temporalidad, que triplican y duplican, respectivamente la de la población adulta. Así lo destaca el informe sobre “Jóvenes en el mercado laboral asturiano”, que acaba de elaborar el gabinete económico de CCOO de Asturias, con motivo del Día Internacional de la Juventud, que tiene lugar hoy, 12 de agosto.

12/08/2022.
La juventud en pie

La juventud en pie

De entrada, estamos perdiendo población joven a un ritmo alarmante: en Asturias viven actualmente 72.400 jóvenes de entre 16 y 24 años, cuando hace dos décadas eran 121.900, lo que quiere decir que la población joven ha menguado en 48.000 personas, reduciéndose un 39,9%. Y además, no todos acaban asentados en Asturias, porque la salida de jóvenes de entre 15 y 29 años se mantiene en torno a 4.000 por año. Así las cosas, apenas ocho de cada cien personas en edad de trabajar tienen menos de 25 años, cuando veinte años atrás eran trece de cada cien.

En cuanto a la actividad, 54.700 jóvenes de entre 16 y 24 años no trabajan ni buscan empleo activamente, según la EPA, lo que implica que solo uno de cada cuatro jóvenes (17.700) participa en el mercado laboral. Se trata del 24,4% frente al 37,3% de la media estatal. De hecho nuestra región tiene la tasa de actividad juvenil más baja del país.

Por lo que se refiere al empleo, de los 72.400 jóvenes de entre 16 y 24 años, únicamente 12.500 estaban trabajando en el segundo trimestre de 2022. Con una tasa de empleo juvenil del 17,3%, ni siquiera dos de cada diez jóvenes tienen empleo. Es la tasa de empleo más baja del país, inferior en diez puntos a la media española (26,6%). El empleo juvenil se concentra además en actividades muy estacionales (en hostelería y comercio minorista especialmente), y de hecho el pasado mes de julio la región tuvo una media de 16.960 cotizantes menores de 25 años, la cifra más alta de los últimos años.

Además, por regla general los empleos que ocupan los jóvenes son de peor calidad que los de la población adulta: tres de cada diez trabajan a tiempo parcial y casi la mitad de los asalariados y asalariadas asturianos de entre 16 y 30 años tienen un contrato temporal. Afortunadamente, la reforma laboral sí está teniendo efectos benéficos: el 30% de los contratos realizados a jóvenes de 16 a 24 años en Asturias en lo que va de año fueron indefinidos, cuando en el mismo periodo de 2019 y 2020 no representaron siquiera el 7%.

En cuanto al paro, por lo general la población joven sufre en mayor medida que la población adulta el problema del desempleo. En el segundo trimestre del año unos 5.200 asturianos entre 16 y 24 años buscaban empleo activamente, tres de cada diez (el 29,4%), por lo que la tasa de paro juvenil casi triplica la de la población adulta (10,6%). Pero si se animaran a participar en el mercado laboral en igual medida que los jóvenes españoles se dispararía al 53,7% (cinco veces más).

Consecuentemente, por lo general los jóvenes ganan menos que los adultos (sus ingresos salariales fueron en 2020 por término medio de 6.784 euros), lo que se traduce en que el 37,2% de la población asturiana de entre 16 y 29 años esté en riesgo de pobreza o exclusión social y que solo el 29,4% de la población entre 25-29 años esté emancipada, el dato más bajo de la serie histórica. Obviamente, contar con cierta estabilidad económica es un requisito indispensable para salir del hogar familiar. Además de la reforma laboral, la subida del SMI y de los salarios más bajos de convenio dentro de la negociación colectiva, fruto de la presión sindical, son medidas que han beneficiado a un número importante de personas, en su mayoría jóvenes y mujeres.

Para concluir, el informe resalta que los jóvenes en paro también se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. Y es que la inestabilidad laboral, la alta rotación y la precarización elevada a la que son sometidos dificultan el acceso a las prestaciones por desempleo, lo que aumenta el riesgo de caer en la pobreza y la exclusión. Solo 1.995 menores de 30 años tenían reconocida en junio una prestación por desempleo, mientras 5.466 carecían de ella. Esto significa que menos del 26,7% de los parados y paradas jóvenes registrados percibía prestaciones.

Documentación asociada
Documentación asociada